Juan no era precisamente una «caña que se dobla a cualquier impulso del viento» (11,7). La presencia y actividad de Jesús —en la misma línea del Bautista— despertó en Herodes Antipas su conciencia de culpabilidad. Mateo nos ha hablado ya de su encarcelamiento (4,12). Ahora aprovecha para contarnos el final de su historia. - Sobre S- Juan Bautista - https://www.deiverbum.org/mt-14_01-12/
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De manera que aquí vemos, creo yo, la manifestación de un principio general que se presenta ante nosotros a menudo, tanto en la Escritura como en la vida del mundo: No reconocemos la presencia de Dios
Sin embargo, no procede con excesiva violencia, sino todavía con mucha indulgencia. Porque no les dijo: ¡Glotones! ¡voraces! Tantos milagros he obrado y no me habéis seguido ni habéis admirado los p
Mas, cuando subió a la barca, eliminó de sus corazones la duda del espíritu, pues corría más peligro su espíritu por la duda que su cuerpo por las olas. - San Agustín - https://www.deiverbum.org/mt-14
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