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... le saca del oleaje y no deja perecer al que confiesa su debilidad y le solicita su auxilio...

No obstante, le saca del oleaje y no deja perecer al que confiesa su debilidad y le solicita su auxilio. Una vez recibido el Señor en la barca, confirmada la fe, eliminada toda vacilación y calmadas las tempestades del mar, para dirigirse ya a la tierra estable y segura, todos le adoran diciendo: Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios (Mt 14,33). -San Agustín - https://www.deiverbum.org/mt-14_22-36/


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