Es, pues, necesario que vayamos en la barca, esto es, que nos lleve un madero para poder atravesar este mar. Y este madero que trasnporta nuestra debilidad es la cruz del Señor, con la que nos signamos y nos libramos de ahogarnos en este mundo. Sufrimos las olas, pero allí está Dios para socorrernos. - San Agustín - https://www.deiverbum.org/mt-14_22-36/
top of page
De manera que aquí vemos, creo yo, la manifestación de un principio general que se presenta ante nosotros a menudo, tanto en la Escritura como en la vida del mundo: No reconocemos la presencia de Dios
Sin embargo, no procede con excesiva violencia, sino todavía con mucha indulgencia. Porque no les dijo: ¡Glotones! ¡voraces! Tantos milagros he obrado y no me habéis seguido ni habéis admirado los p
Mas, cuando subió a la barca, eliminó de sus corazones la duda del espíritu, pues corría más peligro su espíritu por la duda que su cuerpo por las olas. - San Agustín - https://www.deiverbum.org/mt-14
bottom of page